jueves, 9 de septiembre de 2010

+ Ya no te conozco.


Caminó la calle hacia delante. Hizo que no me veía pero sé que me vio. No sé si fue por su paso constante y más rápido de lo habitual o por su mirada fija a un punto en el vacío.
Pero yo no podía callarme, con él no, debía decírselo. Así que dejé que adelantara la calle hacia delante y crucé. Y justo a metros más atrás de él; le chillé. Con rabia. Como la que él tuvo.
- Claro... - Grité; para llamar su atención.. - Luego soy yo la mala, la que decepciona, la que hace mal las cosas, la que tiene que pedir perdón..  - Balbuceé.
Giró por un momento la cabeza sólo para mirarme y volvió a mirar al frente. Siguió caminando. Como quién oye llover. Le noté nervioso por lo que yo acababa de decir. Era por algo que ni siquiera me incumbía. Pero eso no quitaba que no me molestara. Y menos de él.
- Lo siento, pero tenía que decírtelo. Ya está. Adiós.
Noté como se detuvo y no me moví. Giró, se acercó y habló con aire despreocupado.
- Y ahora, ¿Qué piensas de mí?
- Pues nada, bueno, la verdad es que no te puedo contestar. No sé si has cambiado o no.. Tú no eres alguien que deje que los demás le conozcan. Supongo que no pienso nada de ti, sólo que eres diferente y punto. Allá tu..
- ¿Diferente a quién? - Hizo ademán de acercarse. Pero no lo hizo.
- No se. Supongo que a los demás. A las demás personas cuando pasa el tiempo, las acabas conociendo. Unos antes y otros después, pero siempre acabas haciéndolo.
- Ya. Bueno...
- Pero contigo, aunque se pase todo el tiempo del mundo, uno siente como si no te conociera.

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